martes, 22 de abril de 2014

Falda Carrie de Coosy: viaje a Budapest entre tules




Siempre quise viajar a Budapest. Hay ciudades de las que sólo ves una fotografía o el final de un reportaje en televisión y deseas con todas tus fuerzas que el destino y tu bolsillo, te lleven alguna vez allí. Eso es lo que me ocurrió a mí:  mi mitad viajera y yo, en el momento adecuado, pusimos rumbo a Budapest. Nos empapamos como dos buenas turistas de toooodo lo que se tenía que ver y hacer en la capital húngara. Así que nos colgamos nuestras mochilas trotamundos a la espalda y vivimos una de las mejores experiencias que un viajero puede tener...llegar a una ciudad y entenderla, disfrutar de ella cada instante.
Budapest es una ciudad elegante, sobria, regia, huele a historia y modernidad. Siempre la recordaré por el murmullo del agua...me encantó disfrutar de dos de sus baños termales. No me imaginaba en bikini en pleno mes de abril, pero como ya he dicho es en este mes cuando me suceden las mejores cosas de mi vida, así que gracias a mi mitad viajera, rompí con todas mis reticencias y me sumergí en una de sus tradiciones.
Si tuviese que recorrer otra vez sus calles, visitar el Castillo de Buda o pasear por el Puente de las Cadenas, llevaría en mi maleta, no sólo la toalla y el bañador para hacer una parada de relax en los baños termales de Gellert o Széchenyi (no sé con cuál de los dos me quedaría son estupendos ambos), sino también mi nueva falda de tul de Coosy porque creo que he descubierto en ella, todo lo que en mí despertó Budapest. Una prenda delicada, elegante, fresca y femenina para recorrer otra vez las calles de una de las ciudades más hermosas de la vieja Europa (lástima que esta foto no haga justicia a la falda, pero de verdad, es preciosa).





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