El restaurante Madruelo, se encuentra en una pequeña y estrecha calle cerca de la parte antigua de Cáceres, junto a la Iglesia de Santiago.Su fachada, color rojizo no pasa desapercibida.
Me gustan los restaurantes luminosos, sin demasiadas luces artificiales, tal vez por eso me sorprendió y me gustó tanto la luminosidad de éste.
Conserva la estructura y la esencia de las casas antiguas, con techos abovedados y grandes ventanales.
El comedor no es excesivamente amplio, más bien, pequeño pero bien distribuido, en ningún momento tienes sensación de agobio ya que las mesas, se encuentran repartidas entre dos espacios.
Me pareció una carta variada en cuanto a los entrantes y ensaladas (tampoco nada excesivo) pero más limitada en cuanto al tipo de carne y pescado (básicamente, dos o tres en cada caso). Sí presenta más variedad en cuanto a las salsas con las que puedes acompañar la carne (riquísimas las dos que probamos: miel con romero y boletus!). Además, te ofrecen junto a la carta, la posibilidad de optar por tres menús bastante completos.
La presentación de sus platos está cuidada, sin demasiado artificio pero lo suficientemente trabajada como para que resulte atractiva.
Me gustó mucho que el solomillo "poco hecho "fuese "poco hecho", es decir, "no crudo" fue una alivio comprobar que la ternera no me hablaba mientras la comía...
En cuanto a la carta de postres, la mayoría son tartas, buenísima la de chocolate, todos salimos encantados con los dulces.
Como siempre, menos mal que pagaron mis padres...es genial para una celebración especial,una fecha señalada o el día que necesitas darte un capricho que recordar...
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